Te contaré con brevedad, el aprendizaje que me ayudó a progresar.

• Cada vez que me tachaban de egoísta, violenta y cobarde, sé que aludían a mi generosidad, pacifismo y valentía, porque cada cual interpreta lo que observa, desde el lugar mental en el que se encuentra.

• Aprendí que la generosidad empieza por un@ mism@ y que no siempre consiste en dar a los demás lo que quieren recibir, sino lo que deseas ofrecer.

• Comprobé que actuar con coherencia supone en infinitas ocasiones, «ir contra corriente» y mantenerse firme frente al «ideal general».

• Capté que cuando la mente «no choca contra lo que ve», existe valentía al mirar para aprender.

• Dejé de cuestionar el tiempo que implican los resultados que deseo contemplar.

• Percibí que el silencio alimenta la claridad mental.

• Creé un centro interior para el diálogo exterior.

• Encontré felicidad en la observación enfocada en sentir, para orientarme en vivir.

• Confié en el intercambio energético cotidiano, para que el cerebro y el sistema nervioso central, trabajen en unidad.

• Entendí que la capacidad de aprender no tiene final y eso me aporta ilusión y bienestar.