Todos los días escucho a personas quejarse como parte de la rutina habitual.

Por supuesto, evito el debate y la confrontación, para eludir el contagio del descontento y la insatisfacción. Hibridamos el conflicto, la culpa, las dudas y los estados de opinión, como si fuera un «defecto de fábrica» sin otra posibilidad que «continuar con lo que hay».

Aplicar actitud consciente a cada momento es la receta para sentir, pensar y actuar, con PRESENCIA INTERNA. La sobredosis tiene un efecto secundario llamado SeReniDAD.

La práctica despeja por dentro y convierte a las personas serenitas en gente rara de verdad, porque mantienen la mente clara y el rostro sonriente, como si vivieran en otra realidad.