Vacaciones en Casa
He tomado unos días para disfrutar del entorno en el que resido.
Mi plan ha sido observar el sol, mirar el mar, sentir la brisa al caminar, escuchar los grillos al anochecer y el canto de los pájaros por la mañana. Siento la belleza serena del mundo natural, como la mayor obra de arte que pueda contemplar. Es una creación única de sonidos, texturas, colores y actividad, que discurre protagonizando un estilo que rezuma libertad. Aprecio la dignidad de la vida natural. Percibo la grandeza que circunda sus tejidos, aportando nutrición, descanso, valor y fortaleza a quienes habitan en ella; en este caso, las vacaciones no han sido para salir, sino para entrar.