AuTomaTismos
Hace años que camino por el mismo lugar para disfrutar del movimiento libre y contemplar.
La primera parte discurre sobre asfalto firme hasta el mirador del mar, donde la visión del océano permite observar el horizonte en paz. Allí entrego las brumas del día y recibo claridad.
Tomo las escaleras que descienden hacia una acera que serpentea.
Llego a un lugar sin señalización, con peatones y vehículos a motor. Observo el orden natural que surge entre el caos de la circulación. Confío en el camino interior, como el pavimiento que existe sin temor al tránsito del peatón.
Cruzo con paso firme hacia la senda rural que bordea el cauce de un barranco.
Observo la arboleda que prospera entre la diversidad. Escucho la madera que cruje y siento la quietud de las piedras del lugar. Allí también obra el orden natural, con la elegancia del deseo que no cae en el exceso ni en el defecto para operar.
LLego al crepúsculo; los colores invitan a descansar y envuelta en la dulzura cromática regreso al hogar.
Mañana volveré a empezar.