AsenTamienTo
Había una vez un asiento que escuchaba las historias de quienes transitaban por el lugar.
Cansado de relatos de animales y humanos por igual, albergó la posibilidad de percibir otras narrativas desde su emplazamiento particular.
Consultó al gremio de los bancos, las sillas y demás, quienes rechazaron esa posibilidad aludiendo a su cualidad de objeto temporal. La negativa le enseñó que la búsqueda era indivual, al no poder obligar a pensar más allá de la función limitada al lugar.
Siguió sintiendo el ambiente y descubrió un relato diferente al guión tradicional. Poco a poco, el conocimiento se reveló en la materia y sirvió no sólo para sentar sino también para reflexionar.