La protagonista de la historia que voy a contar, buscó el significado de vivir, buceando entre la confusión mental y la oscilación emocional.

Trabajó para pagar sus gastos y adquirir su propia seguridad. Aceptó la popularidad de ritos varios y continuó navegando entre el flujo de datos, hacia la paz que no desea justicia sino serenidad. La belleza comenzó a abrirse paso en su interior, viva y fresca como una flor; tranquila y distante a intervalos, según la ocasión.

El afecto por el paisaje interno la fortaleció para practicar el «no de los límites» y concentrarse en ordenarse, como método para encontrarse. La disciplina trajo calidad al silencio; el cuerpo físico se tornó liviano y la mente se ralentizó para evitar especular, divagar e interpretar. Encontró su estado de oportunidad para continuar en la estructura general.

SaLudoS desde allí.