LaBerinTo
En la infancia, la magia inspira nuestro día a día.
Después la imaginación se vuelve pasiva con leyendas de conquista y relaciones de poder. Así aprendemos a utilizar argumentos que justifiquen nuestros deseos. Practicamos afirmar-negar idénticos acontecimientos según el contexto, lo que aumenta la neurosis mental de la queja como combustible para socializar. El intercambio que desahoga la frustración, encuentra en vigilar para castigar, la vía para descargar la falta de armonía con la realidad.
Entonces la magia se va.
Regresa al recuperar la inspiración para el juego de la vida y ocuparnos de lo que dejamos atrás.