Al principio todo era oscuridad; energía en su máxima concentración desde la radiante opacidad. El potencial quiso expandirse, dando origen a todo lo que nuestros ojos no logran alcanzar; después se creó lo que podemos mirar, sentir y tocar.

La oscuridad primigenia vuelve a empezar con la luz de cada mañana, llenando de actividad las aguas de cielo-tierra, en ciclos de oportunidad. La nueva era impulsará la búsqueda interior, para conectar con algo mayor a lo que somos a nivel particular.