Estado PresenTe
El hábito de sufrir, se adquiere al aprender a pensar, para bien-mal. Analizar continuamente lo que ves, desde la vinculación-rechazo, implica viajar al pasado-futuro, una y otra vez.
La coherencia sigue a la armonía del corazón, que se entrena percibiendo dónde quieres estar, para irte-quedarte, sin más; sucede igual con las certezas que se sienten, más allá de opinar, convencer o razonar; porque la vida se encarga de cada cual, como en todo lo demás.
El camino del corazón se recorre en equilibrio entre dar-recibir, para sentirte feliz; así se practica la unidad del hemisferio masculino-femenino de cada cual.
Cuando no recibes lo que deseas, es porque las necesidades de la personalidad, desvinculadas del alma, no se manifiestan en la vida terrenal.
La espiritualidad no se piensa, se siente desde la neutralidad, para identificar la vibración del presente con claridad y colocarte donde resuenes, sin más.