VaCíO
Imagina que regresas una y otra vez, a una escuela de conocimiento práctico, en el grado correspondiente a su inmensa diversidad.
Tus ojos buscan el significado de lo que ven, a través del contexto temporal.
Te observas enfocado en satisfacer necesidades que no terminan de aparecer.
Un día te preguntas si habrá otra forma de vivir y comienza el desasosiego interior.
No entiendes el origen, pero intuyes que ese lugar profundo nunca se llenará.
El vacío tiene forma de túnel; temes entrar, porque no sabes si podrás regresar.
Te asomas al abismo y sientes la eternidad de lo estático.
La vibración es muy alta, tanto, que percibes con plena certeza, que allí perderás la identidad que usabas de forma habitual. Pasa el tiempo y aunque intentas distraerte, ese lugar te conmueve cada vez más, hasta que te adentras en la oscuridad pese al miedo inicial. El silencio profundo invade el espacio; avanzas entre la negrura del lugar, esperando que alguien salga al encuentro para ayudarte a continuar. Nadie viene y la mochila emocional comienza a pesar; la dejas atrás, junto con las referencias del mundo conocido para avanzar. Progresas sin tiempo por un océano de paz. Sientes una Presencia sin forma ni color, que impregna el ambiente de un vacío aún mayor; sueltas la identidad y recibes plenitud. La Presencia te invita a dejarte guiar. Ahora estás en otra realidad que no vive fragmentada, sino en Unidad.
Regresas con un regalo en el corazón.
Sabes que estás al inicio de otra práctica en la escuela de la diversidad.