Cuando el agua está en armonía emocional, el aire aporta serenidad a la mente racional.

Hay personas que se distancian de sí mismas para reflexionar. Toman aire para regenerarse y no sólo por respirar. Articulan lo terrenal con el mundo inmaterial para una vida integral; los percibirás por el ingenio de su universo mental.

El exceso se percibe por la tempestad de una mente desconfiada y alarmista, que gusta de “castillos en el aire” propios del idealismo racional. La carencia tiene que ver con la superficialidad de una vida que prospera a través de la función biológica de respirar y los instintos básicos del mundo animal.