Primero fue un secreto que se reveló: la función masculina de la procreación. El asunto de su participación en la concepción, se ocultó en las poblaciones de la jerarquía femenina primigenia.

Segundo fue la lucha por la función educativa. Cuando los hombres se responsabilizaron de la prole, las féminas hallaron en compararse, otro modelo de autoridad para su entretenimiento personal. El régimen sancionador sigue el modelo de la penalización a la diferencia, por eso se castiga la desobediencia.

El comportamiento de la polaridad femenina radical necesita demonizar y equilibradas, las cualidades femeninas destacan por la receptividad, la intuición y la colaboración, con armonía, orden y mediación.