NaTuraLeZa
Salí a la terraza a meditar, ahora que no hay ruido externo y puedo escuchar la naturaleza cantar.
Oí el júbilo de los pájaros, mientras el océano sonaba en calma desde el fondo del mar.
Escuché la alegría de hojas y ramas al compás de la atmósfera, una vez más.
Entonces llegó la lluvia con gotas de aplausos para el reino natural.
Percibí la llegada de la claridad con aire fresco para oxigenar.
Abrí los ojos y me di cuenta que era real.