Principio Particular
La historia que voy a contar es larga, aunque la voy a abreviar.
En un principio, el «espíritu de Elohim (comunidad de dioses/as)» separó la luz de la oscuridad para ordenar la realidad terrenal, conjugando la armonía del agua-aire-fuego, en una plataforma natural.
Con el tiempo, los pueblos de las estrellas idearon cuerpos para interactuar sin recordar, en el jardín terrenal y la historia comenzó a ilustrarse, a través de generaciones carentes de conexión consciente.
Un día de agosto, nació entre los viajeros de una antigua caravana, un bebé llamado Jesús. Lo magos que vendían ungüentos varios, realizaron la carta astral del recién nacido en época de piscis y la madre quedó encantada con los augurios del cielo, al pensar en su hijo, como el salvador de los hebreos. Jesús buscó en su interior, la cordura que no encontró en el exterior. Conoció a «Juan el Bautista» y se convirtió en seguidor del mensaje del fin del mundo.
Una mujer poderosa, vertió su perfume particular sobre la cabeza de Jesús para ritualizar su unión matrimonial, otorgando al consorte dignidad real, lo que enfureció a la aristocracia del lugar. La esposa de Jesús financió los viajes a Egipto, para aprender métodos de sanación y la popularidad aumentó. Al explicar que «su reino no era de éste mundo», la familia lo tomó por loco, sin comprender la metáfora del espacio interior. Cuando la fama se agudizó, el matrimonio marchó entre comerciantes, con bálsamos y ungüentos, en dirección a un nuevo comienzo.
Progresamos por el tránsito zodiacal que comenzó con el sol en leo, luego en cáncer, después en géminis, tauro y aries, para continuar con piscis y acuario; seguimos la ruta cósmica que continuará por capricornio, sagitario, escorpio y libra, hacia un nuevo principio particular en virgo, según la cronología astral.