El Club de los Viernes
En el pasado desconfié en las féminas, por la mirada competitiva, ruidosa y agitada que presentaban. Por ello vivía en continuo divorcio emocional, separada de sus desafíos de carácter peculiar.
Por sincronías de la vida, coincidí con mujeres serenas, dedicadas al cuidado de sí mismas, receptoras de paz y generadoras del balance emocional óptimo para la convivencia. Aquello fue tornando de forma global y sistémica la experiencia turbia del pasado.
Estar con mujeres entre las que abandono el estado de alerta, salgo del control y dejo de sentirme juzgada, es como viajar a una isla tropical en pleno invierno polar.
Disfruto de un territorio común, siendo persona, antes que mujer y nada más.