Las poblaciones de las estrellas vienen y van, sobre la superficie terrestre que continúa presente.

Las civilizaciones que colaboran con la naturaleza evolucionan sin colapsar, en simetría con el reino universal. La tierra continuará, pese a la película humana que cambia de escenas, pero no de trama:

• La masificación de internet creará vagabundos por la red.

• La conexión de las cosas será la nueva forma de socializar.

• La inteligencia artificial superará al intelecto usado sólo para memorizar y pensar.

• Los personalismos, las ideologías y los estados de opinión serán inútiles para la eficacia, como nuevo modo de producción.

• La privacidad será exclusiva de la dimensión energética que opera tras el escenario de la simple vista.

Con el tiempo, diferentes realidades se podrán visitar, de la misma forma que hoy viajamos a otros lugares sin más. Por eso resulta importante realizar la conexión interior, antes de meterse en una base de datos mayor.

El cambio mental no será mágico ni religioso, sino cibernético. La tierra seguirá su rumbo por la cronología astral, acogiendo a la civilización que antes rumoreaba, después televisaba y ahora resulta digital.

La comedia de las gentes que hablan sin comunicar, adictas al contenido externo de cada día, continuará con sus divisiones-amenazas-estrecheces, desconectadas del mundo que continuará su curso, pese a quien viene y va.