Si la fuente está en todos lados, incluso en nosotr@s mism@s, para qué devolverle algo que ya conoce. Ese ir y venir de información, para quien la sabe con antelación, carece de sentido. Será que la experiencia obedece a otra cuestión: quizá busquemos cambiar la perspectiva, a través de la acción sobre doce experiencias arquetipales, con contradicciones pendientes de solución. Las mentiras confrontan la verdad (centro armonioso de cada situación). Muchas veces diciendo «no»; otras «sí», aunque la mayor parte de las cuestiones requieren reflexión, porque el centro es un lugar de constante movimiento interior. Tal como la fuente, creamos realidad exterior al modificar la programación interna. A este proceso de edición, a «imagen, semejanza y escala menor», lo llamamos alquimia, porque se realiza destilando la personalidad diseñada para experimentar lo que toque vivenciar, en favor de la inteligencia intuitiva de la autenticidad.

NoTA: el humus humano es una tierra negra (agujero de posibilidades), en la que cada cual labra su destino.