La fusión del dios griego Hermes, con el dios egipcio Thoth, adquirió una influencia considerable en el imperio romano. El apodo de Trismegisto («el tres veces más grande»), proviene del hecho de que el Hermes egipcio, era al mismo tiempo, el más grande filósofo, sacerdote y rey. Bajo su influencia se constituyó la mesa esmeralda, con cinco monarcas y cinco fundamentos a considerar: solidaridad, perspicacia, justicia, fuerza y franqueza. La mesa esmeralda claudicó, al mercadear cada líder regional, con los principios nombrados con anterioridad. Sostener la soberanía de los valores indicados, entre el «juego de los opuestos» (el mal que necesita el aporte del bien y el bien que induce al mal), requiere alinearse con la unidad del eje de neutralidad «cráneo-corazón», para la transmutación mental.

«Muere el cocodrilo interior, a través de mi elevación por el camino del soL»