Cuando serpientes (cerebro reptiliano) y halcones (lóbulo frontal), pactaron la hibridación humana, para prosperar a nivel dimensional, otras poblaciones estelares se sumaron al proyecto de entrenarse en contextos de variedad y condensaron en el avatar terrenal, la oportunidad evolutiva de la singularidad personal. El proyecto varió, para quienes se enfocan en la apariencia de los opuestos (luz-oscuridad); pero la propuesta original, sigue vigente dentro de cada cual, a la espera de que la personalidad, se coloque al servicio de la presencia interior, para la experiencia terrenal.