Hola querida,

te escribo para ofrecerte información general, sobre las edades del lugar al que vas:

antes de los quince años, careces del tiempo adecuado para gestionar las intenciones del corazón; a partir de los dieciocho tampoco, aunque la comunidad considere que superaste cierto umbral. La veintena otorga capacitación afectiva parcial para acción habitual y con treinta podrás perfilar criterios de autorrealización personal. Los cuarenta permiten licencias a considerar, que con cincuenta tendrás potestad de consolidar. La etapa que se inicia con sesenta y tres años de edad, es otra oportunidad para desplegar los pensamientos del corazón, en el jardín de la oda a los estímulos del exterior.

Nota: recuerda que en el juego del «dado a dado y tiro porque me ha tocado», la mentalidad no hallará condiciones propicias para inciar el camino de la autonomía afectiva; así que a fuerza de voluntad, dejarás de «retroceder-avanzar y volver a empezar», por las casillas de los «premios y castigos» del tablero en espiral, para volar hacia el centro de la consciencia singular.