-AYudaRSE-
El aspecto que más me ha costado ordenar es la experiencia de ayudar, porque aprendí a sacrificarme por l@s demás aunque lo pasara mal. El afecto interior resignificó el concepto de ayudar y comencé a tomar distancia emocional de las personas y lugares en los que no quería estar. Encontré armonía emocional donde había frustración, rabia y rencor. La dulzura llegó después de mucha negociación y reconversión, hacia las intenciones que mueven mi corazón. Ya no me hago trampas, porque el incentivo no es complacer, sino ser.