ArTe LiVe
Existen dos potencias serpentinas, que encauzadas con la disciplina del afecto personal, progresan hasta unificar las fuerzas femeninas-masculinas de cada cual, en vez de rivalizar por la razón intelectual.
La experiencia cruza un umbral peculiar, al destilar los arquetipos del padre-madre emocional, para continuar hacia una naturaleza singular, que irradia simetría al conjunto de la experiencia vital.
El viaje cobra sentido dimensional, cuando el crisol interior «guía-nutre-sostiene» la cotidianidad exterior.