Imagina tu mente como un procesador de ideas que permite organizar y esquematizar los pensamientos que normalmente utilizas en “modo basal”.

Percibe que activas la modalidad “productiva” para la creación de nociones nuevas, que permitan al software ir más allá del uso básico y habitual.

Siente que introduces un observador reflexivo en tu mente local, que subraya con rojo aquellas estructuras que no te permiten avanzar.

Pide al observador reflexivo que te muestre otra lógica de interpretación.

Ejecuta el contenido recibido en tu vida cotidiana.

Contempla cómo la nueva aplicación, eleva el resultado del menú inicial.