El contenedor biológico individual, cobija la savia interna del equilibrio emocional, para mirar como oportunidad la cotidianidad. Así se ramifica el agradecimiento por lo que hay en la vida de cada cual.

El enfoque de los elementos, en dirección al crecimiento interno, otorga raíz al placer de ser.

La fuerza creativa se replica por la arbolada interior, con líneas de decisión que colocan límites y aportan flexibilidad, desde la semilla terrestre, a la eternidad.