Boda Gomera
Érase una vez una boda de ensueño, a la que asistí como invitada con vestido de estreno.
En los románticos jardines de un hotel encantado, brindamos por la pareja una y otra vez, con la puesta de sol en tonos pastel. Enamorados del lugar, pasamos al salón de eventos para cenar. Aquél sueño de una noche de verano, comenzó con el aperitivo perfecto; la música gomera comenzó a sonar y todos se levantaron a bailar. La atmósfera festiva acompañó aquella cena espectacular, amenizada con vino, flores y deseos de felicidad.
Esa noche entendí por qué la Gomera fue la isla canaria más difícil de conquistar; sus corazones alegres, siguen sin domesticar.