Para y Mira
Eran las nueve de la mañana, cuando observé que aquel día lo quería cambiar. Deseaba que fuera más cercano a mi «ideal mental».
Entonces me di cuenta del juego, al contemplar que los acontecimientos no coincidían con mi «anhelo personal».
¿Por qué la realidad debería de ser distinta a cómo es?; ¿estoy en una cárcel mental?; ¿dónde está la salida?.
Paro y miro en el interior.
No me distraigo con los pensamientos de la razón que se enfadan contra el exterior; tampoco busco amar lo que contemplo.
Me centro en la serenidad que nace del corazón; percibo que la vibración de la paz emocional, disuelve las luchas idealizadas de los opuestos.
Veo el milagro energético de la bondad, que no es luz ni oscuridad; sino una vibración sensible, de gran calidez espiritual, que empodera para resintonizar.