Energía ALFA
El viaje interior requiere disciplina hacia el afecto por la presencia que reside en la intimidad del edificio corporal.
Ahí se encuentra el «yo soy» como madre-padre que dirige a la personalidad, que entrega el control de la cotidianidad.
Habitar la realidad que emana desde esa unidad, permite observar el plasma exterior, como testigo directo de los códigos de creación.
«Me pregunto si las estrellas se iluminan con el fin de que algún día, cada uno pueda encontrar la suya.» El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry.