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El camino terrestre que conduce al celeste, requiere grandes dosis de disciplina interior, para dejar atrás los conceptos de la misión y el propósito mental.
El sendero de la espiritualidad precisa fidelidad hacia el bienestar emocional, con límites claros que eviten rendirse al descarrilar.
Sentirás otra lucidez, al cambiar controlar por confiar, en la presencia afectiva que reside en el interior del edificio corporal; abrirás a nuevas perspectivas para pensar, desde del reposo y la serenidad; aplicarás sentido íntimo, a la responsabilidad individual.
La intuición comenzará a brillar entre los colores y las formas de la cotidianidad; entenderás que vienes de las estrellas a revelar tu propia luz, en la materia corporal.
«Nadie se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente su oscuridad” Carl Jung.